LA ENCAMISADA

http://laencamisadadejordi.blogspot.com.es/ LA ENCAMISADA..."PASA REVISTA A LA HISTORIA".

sábado, 27 de abril de 2013

LOARRE, EL REINO DE LOS CIELOS...


   Se cierne la noche, aprovecho que vuesas mercedes duermen para iniciar mi primera encamisada. Tras ceñirme bien mi daga vizcaína y comprobar que nadie me ve, comienzo esta solitaria incursión procurando hacer el menor ruido a cuenta de mi integridad. Mi destino no es otro que el REINO DE LOS CIELOS..., alto destino dirán ustedes para un pobre Rodelero como yo, cierto, así es, muy alto se encuentra mi destino, concretamente en la sierra de Loarre (Reino de Aragón).
    Debo admitir que es una temeridad iniciar mi primera encamisada intentando abordar un objetivo que lo único que hace es dejar al descubierto una de mis grandes debilidades...los CASTILLOS, pero creo que es justo aspirar desde el principio al más alto escalafón.
         No es mi intención en esta incursión hacer de ufano guía turístico, pues sería como invitarles a ver mi álbum de bodas, no, éste no es un Blog de viajes, es, como les he dicho un ataque directo del que pueden huir, o por el contrario pueden disfrutar.
         Ya les he dicho que nos encontramos en el Reino de Aragón.....buaaahhh!!, solo ya encontrarse en un reino mola ¿no?, pues huyamos de reinos enlatados Disney con Castillos de cartón piedra, para centrarnos en un lugar verdadero, con historias reales... se trata del CASTILLO DE LOARRE EN (HUESCA),  la fortaleza románica mejor conservada de Europa.




    Ahí está, el último baluarte de la resistencia Cristiana frente a los invasores, cuyos dominios llegaban hasta la vecina Bolea. Levantado en un promontorio de piedra caliza de la cual hizo sus muros, mimetizado de manera que cualquier observador podría pensar que desaparece por momentos, o bien, que no ha existido nunca. Y es que en el siglo XI nada se dejaba al azar, los Cristianos se refugiaban en las montañas, mientras los Musulmanes ocupaban las tierras más cómodas y abundantes, así, desde el castillo que por momentos dejaba de existir, se podía dominar toda la Hoya de Huesca, haciendo suyo el lema “ver sin ser visto”Fortaleza varias veces amurallada, que se protegía según las necesidades a modo de una Matrioska desconfiada.
     Por supuesto no les aburriré con datos históricos o arquitectónicos que cualquiera puede consultar en todas las "Pedias" que existen por ahí, no, simplemente me limitaré a comentar aspectos que pueden interesar a cualquier mente inquieta, y que dan a la fortificación un carácter especial y único.
    Habiendo llegado al conjunto, - y digo conjunto porque consta de multitud de lugares y dependencias-, lo primero que a uno le llama la atención es ver la inmensa Iglesia Románica empotrada en los muros del castillo, cosa no muy común que digamos, lo que incentiva aún más la lógica curiosidad.
    Nos acercamos por el camino de acceso hasta las murallas y torreones, sintiendo como nos empequeñecemos a medida que nos acercamos, mientras las torres y muros crecen y crecen. La muralla no tenía otra finalidad que aislar al antiguo pueblo de Loarre de los constantes robos que sus vecinos más próximos les infligían, no teniendo otro cometido como pudiera parecer. Y para eso hay que fijarse en los torreones, los cuales por dentro están vaciados, -si nadie podía subir a su parte más elevada, nadie podía hacerse allí fuerte-.






No, éste no era un castillo común, con su puente levadizo o matacán, pero tampoco lo necesitaba. Si querías tomarlo, debías subir una empinada cuesta hasta la entrada construida en forma de  Lcodo, lo que inhabilitaba por completo el uso del ariete, - no había sitio para maniobrar -, por lo que te quedabas con cara de tonto frente a una montaña de piedra. Curioso ¿no?, a duras penas llegas hasta un castillo que no ves, intentas subir a sus torres, pero tampoco lo consigues y cuando te dispones a derribar su puerta, no puedes usar el ariete... todo un cúmulo prodigioso de malintenciones perfectamente urdidas.



Su estructura interior es igualmente inmisericorde con sus sitiadores, pasadizos angostos y estrechos, también construidos utilizando la maldita forma de L, que dada su estrechez y una vez dentro, o conseguías usar el escudo o la espada, pero nunca las dos cosas simultáneamente, grandes peldaños en sus escaleras que dificultaban el avance de los menguados soldados, y sobre todo la fría oscuridad que emboscaba el lugar.
Cosas del Medievo, esa época a la que todo el mundo imagina – y no sin falta de razón – como una época oscura, peligrosa y bárbara. Pero debo recordar que es en ése periodo de tiempo, cuando se construyen las Catedrales y el conocimiento Clásico se transfiere hasta la edad contemporánea, sobre todo a través de las ordenes religiosas.

Un castillo poblado por soldados, nobles y también por Monjes, que habitaron el Monasterio y la hermosa Iglesia Románica que anteriormente dije empotrada en sus muros. Única en esa época en el mundo junto con la catedral de Santa Sofía de Estambul, con cúpula – cosa casi imposible en el Románico-, pero todo en esa Iglesia es imposible, rareza forzada por la necesidad.


Para finalizar, les diré que pese a sus sorprendentes rarezas, Loarre también cuenta con su Torre Albarrana, Torre del Homenaje, Aljibe y patio de armas,  aspilleras o saeteras, pasadizos, arcos, criptas y mazmorras, lo que hace de él un verdadero espectáculo visual, que no pasó desapercibido a directores de cine como Ridley Scott en su película El Reino de los Cielos (Kingdom of Heaven) 2005, protagonizada entre otros por Orlando Bloom. Así mismo Jean-Jacques Annaud usó sus muros en la película El Nombre de la Rosa (1986).
ESTAMPAS DEL CASTILLO





ERMITA

ALJIBE

HOYA DE HUESCA DESDE LA ENTRADA AL CASTILLO

CRISMÓN

TORRE ALBARRANA

SAETERA

DEPENDENCIAS DEL MONASTERIO

PATIO DE ARMAS

SAETERA


TORREÓN

TORRE DE LA REINA
ESCENA INICIAL DE LA PELÍCULA "EL REINO DE LOS CIELOS" DE  Ridley Scott


ESCENA INICIAL DE LA PELÍCULA "EL REINO DE LOS CIELOS" DE  Ridley Scott



Simplemente espectacular.

Me despido hasta mi próxima encamisada, creyendo haber salido ileso de ésta no sin gran dificultad, y reconfortado por haberles podido contar verdades como CASTILLOS.


Por Jorge Hervás Gómez-Calcerrada.