LA ENCAMISADA

http://laencamisadadejordi.blogspot.com.es/ LA ENCAMISADA..."PASA REVISTA A LA HISTORIA".

lunes, 27 de mayo de 2013

EL AGUA DE BAILÉN.

FALTABA UNO. "Un Tercio de Relatos" (II).

Llegaron todos menos uno, ¡mala raza les hizo!...faltaba Juan Cano, viejo amigo de armas y de correrías, pues era compañero de gustosas incursiones en las pocas tabernas que podíamos pisar. Su falta solo podía deberse a dos cosas. La primera, que algún desalmado le hubiera estoqueado esa misma noche, cosa muy probable dado el revuelo que se armó. La otra, su enfermizo gusto por las mujeres y el vino.
Si muerto, mal, si vivo, peor, coleando, puede, a los infiernos, seguro.
Hombre muy valiente en el campo y en la mesa, eterno compañero de la Porra, en la cual - ahora caigo -,se encontraba ayer en los juegos. Si preso, eso lo sabremos con rapidez. 
Esta noche volvemos a las andadas, unos al enemigo y otros a las amigas, que de todo hay... 
Inicio así mi Cuarta encamisada, desconociendo si he librar a Cano de las garras del enemigo, o librar a las amigas de las garras de Cano...¡Santiago nos proteja!, que si de ésta salimos airosos, será con certeza por la intercesión del Zebedeo que también en estos enredos nos acompaña.
Por supuesto nadie conoce nuestras intenciones, salvo la camarilla autora de tal despropósito de la cual formo parte. Así esperamos que llegue la noche, repartiéndonos todos en las dos direcciones a las que suponemos fue a parar el destino de Juan Cano, el cielo donde paran los nobles soldados, o el agradable infierno de la soldadesca.
Ahora que descuidan la guardia, salimos de nuevo y ya les contaré que resulta, ¡Vive Dios!.




Extenuante calor, calima vidriosa que todo lo envuelve, sonido de chicharras y moscas, en Andalucía andamos esta vez. En Julio concretamente. Mes relacionado por lo casual con Emperadores ya que debe su nombre a Julius Caesar, y que por capricho del destino también lo será de otro, Napoleón Bonaparte.
Utilizaré la poco recomendable Matemática para orientar mi destino, colocando en nuestro particular Diagrama de Venn las variantes que nos llevarán al lugar. Estas son Andalucía, Julio y Napoleón.
Pues ya está, no seré yo quien contradiga a la ciencia exacta, aunque como dijo Lord Wellington "España es el único lugar en el Mundo donde 2 y 2 no suman 4". El resultado de nuestra pueril operación da como resultado, Bailén 1808.
Así llegamos a un hecho histórico conocido por todos dada la importancia que tuvo, constituyendo la primera derrota en la historia del ejército Napoleónico. 
Como creo que ya me conocen los pocos lectores que tengo, huiré de relatarles la Batalla en su extensión, dando la espantá hacia otros aspectos más jugosos y que ayudarán a entenderla mejor.


- 19 de Julio de 1808 -

La resistencia popular en toda España ante el invasor es tenaz, el ejército Francés comienza a tener dificultades para ocupar y controlar los diferentes puertos peninsulares. Los campesinos se reconvierten en soldados, pastores en guerreros, hasta curas trabucaires abundan a lo largo de las tierras ocupadas. Es así que a mediados de mayo y con la intención de ocupar Andalucía Napoleón encarga a Dupont tomar las Ciudades de Córdoba y Sevilla, y así poder rescatar a la Escuadra Naval Francesa que permanecía en Cádiz.
El Águila Napoleónico comienza a sobrevolar las tierras andaluzas conocedor hasta ese momento de su superioridad. Mas adelante veremos como quedó la rapaz tras su paso por tierras Jienenses.
Desde ese momento ambos bandos comienzan a mover las piezas sobre el gran tablero que era Andalucía, Caballería, Infantería, Dragones, Milicias Provinciales, se repartían por toda la zona, 20.489 soldados al mando del General Dupont y 29.246 del lado del General Castaños. Las escaramuzas comienzan días antes en Despeñaperros, Mengíbar y otros lugares.



Pero centrémonos en el día de la Batalla. Idas y venidas, robos de artillería, humo, bayonetas caladas, muertos, heridos, caballos desbocados. Día sin duda largo y azaroso, en el que el clima también fue determinante para los intereses del General Castaños, un aliado que luego sería crucial. Si en Rusia contaban con el  llamado "General Invierno", aquí, y en ese día concreto el que se echó al monte empuñando una Chaira fue el inclemente calor, alcanzándose los 45º de temperatura. 
El control de los manantiales, ríos y fuentes se convertiría en primordial. El General Castaños ordenó que se controlara cualquier fuente de agua para así abastecer a los sedientos soldados, caballerías y sobre todo refrigerar los cañones. Así se producirían no pocos enfrentamientos por el control de acequias y Norias. Se sabe que desde el vecino pueblo de Martos, se envió un cargamento  formado por una reata de más de veinte mulas, de igual forma desde el Pueblo de Bailén sus mujeres realizaban incesantes viajes llevando agua hasta el campo de Batalla.
El fuerte calor persistía, los soldados Franceses se secaban como espigas menos acostumbrados a esas temperaturas,  pero éste no era su mayor problema. La artillería sería su talón de Aquiles. La dificultad para obtener agua, hacía que a  lo largo de la jornada algunos de sus cañones quedaran inutilizados al no ser refrigerados convenientemente. Esto hacía que perdieran capacidad de fuego y por lo tanto  la balanza comenzó a desequilibrarse.



Como en toda buena batalla, no faltaría su leyenda - somos especialistas en ello desde Clavijo -, y ésta no sería menos. 

Leyenda de María Bellido y el agua.

Dice la leyenda, que en el transcurso de la batalla, varias mujeres provenientes de Bailén se acercaron hasta el lugar donde se encontraba el General Reding con sus hombres para ofrecerles beber del agua que portaban en sus cántaros. Entre las mujeres se encontraba María Bellido, la cual levantando el cántaro ofreció agua al General. Mientras acercaba la vasija a los labios del militar, una bala rompió súbitamente el cántaro haciendo que un trozo se desgajara cayendo al suelo. La mujer, en una demostración de coraje se agachó y cogiendo el trozo desprendido que aún contenía un poco de agua, se lo volvió a ofrecer al General. Reding  quedó tan impactado por lo sucedido que prometió recompensarla.

Ya ven, el agua junto al calor formando partida se echaron al monte empuñando trabuco y faca, despachando a multitud de gabachos, y comandados por mujeres. Otra vez el Soldado Desconocido se travestía, y en esta ocasión portaba el arma más letal que conoció Napoleón....EL AGUA DE BAILÉN.
Pero no acabo aquí esta encamisada, ya que siento la necesidad de contarles cual fue el destino al que llegó el Águila Napoleónico, y para ello solo tengo que mostrarles el escudo de la ciudad de Bailén para que lo entiendan todo...




El Águila Imperial pende colgado boca abajo de los sables de combate con sus garras amarradas, ése fue su destino. Por cierto también aparece el cántaro de María Bellido conteniendo aún agua, lo que indica la importancia del AGUA DE BAILÉN.




A media noche encontramos a Juan Cano, 
herido no se hallaba,
esperaba nuestra llegada,
con los pantalones en la mano.

Preso no estaba,
no portaba grilletes ni cadenas, 
dos jarras de vino llenas,
eran su única traba.

¡Vamos Juan, coge Jubón y Chambergo!
que si de ésta salimos, 
en la Porra vivimos,
desde el otoño al invierno. 


 ...a mi Mujer y mi hijo.
J. Hervás Gómez-Calcerrada.







sábado, 18 de mayo de 2013

LA COMPAÑÍA CALAVERA.

JUEGOS DE CAÑAS. "Un Tercio de Relatos" (I)

Buenos días tengan vuesas mercedes. Hoy es un bonito día, el enemigo que siempre acecha no parece hacer ruido, mas bien parece que no se hallara. Junto con varios de mis compañeros, casi todos coseletes avezados, intentamos que la espera sea menos dificultosa entretenidos en la preparación de los juegos que el Alférez Monzón ha organizado para distraer a las tropas en estos periodos de sin guerra.
No se le ha ocurrido otra cosa que organizar unos Juegos de Cañas aprovechando la gran planicie en la cual nos encontramos. Claro está que yo, como buen infante, no participo en ellos activamente ni tampoco mis hermanos de escuadrón, pero si ayudamos a los caballeros a preparar sus adargas y cañas, en lo cual se nos va el tiempo. 


Tras la comida - poca y escasa como casi siempre - se organiza todo de manera que los piqueros, arcabuceros, mosqueteros y rodeleros, formando un amplio cuadrado, clavamos nuestras espadas roperas para delimitar el campo donde se batirán las caballerías, las cuales formando perfectas hileras se reparten por todo él. Hasta un infortunado arcabucero de Toledo que fue pillado en deshonrosa actividad, observa no sin gran dificultad lo que sucede, situado claro está en la lejana Porra donde fue apartado.
Tras la primera toma de contacto, las caballerías pegadas las unas a las otras, comienzan a dar vueltas por el campo, sintiendo como el suelo tiembla a cada giro. Se han formado hasta seis grupos de seis jinetes cada uno, todos ellos tocados de chambergos y capas. Los caballos soplan y soplan a cada vuelta barruntando que el momento de la carga se acerca. El sonido de los aparejos de montar se acompasa con los cascos de los caballos, lo que indica que todo está a punto de iniciarse.
Ya comienza el duelo entre todos ellos. Unos lanzan a otros oleadas incesantes de cañas, los otros se protegen de éstas alzando sus Adargas como pueden, y huyendo todos ellos dibujando círculos. Se suceden unas cargas a otras, haciendo que los agredidos se conviertan ahora en agresores, y así sucesivamente. Mis hermanos de milicia gritan eufóricos ¡Santiago!, ¡Santiago!, siendo respondidos por otros ¡Cierra!, ¡Cierra!, mientras algunos dardos caen en tierra muy cerca de ellos y las espadas clavadas a modo de frontera se mimbrean súbitamente.
Así pasamos la tarde los hombres de armas, esperando la llegada de la noche para de nuevo vestirnos únicamente el jubón blanco y la espada, preparándonos para lo que mejor sabemos hacer. Comienzo así mi tercera Encamisada...



LA CALAVERA
Amigo como soy de rascar en hechos poco conocidos, esta vez me pasearé por un acontecimiento ocurrido en la Guerra Civil Española, y que llamó mi atención por lo cinematográfico de su historia. Mientras devoraba los renglones que me contaban los acontecimientos, haciendo un parón me dije, ...ya tiene Quentin Tarantino guión para una peli.... Pues sí, me encontraba leyendo una historia que hubiese sido el guión perfecto para su obra "Malditos Bastardos". Claro está, salvando todas las distancias, pues la obra maestra del director de Tennessee contaba la historia de los componentes de un comando Judío del ejército Norteamericano, que tras adentrarse en las líneas enemigas se dedicaba a sembrar el terror entre los soldados nazis, provocando que éstos al escuchar su nombre o intuyendo su cercanía huyeran despavoridos. Evidentemente todo lo anterior se aderezaba con altas dosis de efectismo, pasando todo ello por el filtro especial del director.
Decir como dato que los comandos judíos sí fueron un hecho real, pero en el ejército Británico, en el cual realizaron arriesgadas e incluso suicidas misiones para el ejército aliado, casi todas ellas encaminadas a extraer información. 
Pues precisamente de eso es de lo que en esta encamisada les voy a hablar, de comandos intrépidos, misiones arriesgadas y personajes singulares, pero esta vez tal como fueron y sucedieron, todo ello sin pasar por el filtro del oscarizado cineasta... y en versión española, claro.  


TERUEL, Octubre de 1936

Comenzada la contienda ese mismo año, la provincia de Teruel quedó como una isla rodeada de otras del lado republicano, haciendo de esta provincia blanco de encarnizados y sangrientos combates entre los dos bandos. La milicia mas diseminada y que ya se encontraba en el propio terreno era la Guardia Civil, la cual como digo mantenía fuertes combates sufriendo así un gran desgaste. Es ahí donde comienza mi historia.
El mando Nacional entonces decide que habría que retirar de esa provincia a todos los Guardias Civiles que por su edad u otras circunstancias no pudieran prestar servicio efectivo en el frente. En ese momento se crea una Compañía expedicionaria compuesta preferentemente por Guardias jóvenes y solteros. Para dirigir la Compañía se eligió con gran acierto a un joven oficial proveniente del cuerpo de Infantería y curtido en la guerra de Marruecos, el Capitán Roger Oliete Navarro.
Pronto esta unidad comenzaría su andadura en el frente, empezando su bautismo de fuego en la defensa del Puerto de Escandón, donde tras una semana de enfrentamientos fue relevada. Pero es ahí donde solo comenzaba su andadura, pues en fechas posteriores participó de forma heroica en numerosos combates y defensas, como en el Muletón, Altos de Celadas y la defensa del Pueblo de Celda. También participó en la toma de la posición de Cerro Murillo y muchas otras que no voy a citar para no resultar tedioso.
Una acción tras otra en la que los Guardias de esa unidad, convertidos en arriesgados comandos, y utilizando tácticas propias de éstos, sembraban el terror en el enemigo gracias al arrojo, determinación y temeridad de sus componentes. Casi sin temor a equivocarme, nos encontraríamos ante las primeras unidades de comandos, predecesoras de las que se formaron posteriormente en la Segunda Guerra Mundial.

La unidad comenzaba así a acuñar su propia leyenda, la cual se extendía como un virus por todo el Frente. Su Capitán Roger Oliete tampoco se quedaba a la zaga. Hombre valiente donde los hubiese, curtido en la Guerra de Marruecos donde participó en el desembarco de Alhucemas, era conocedor de los buenos efectos que producía en la tropa su actitud aguerrida, la cual endurecía más a sus hombres.
Otra característica del Capitán era su conocimiento de lo que podríamos llamar la psicología de la guerra, y los efectos que los distintivos y sobrenombres producían en el enemigo. Así decidió adoptar para su unidad un emblema que consistía en la figura de una Calavera sobre las letras G C entrelazadas en un fondo negro. La calavera había sido utilizada por algunas unidades del ejército, pero en la Guardia Civil era totalmente inédita.
El distintivo de La Calavera comenzó a coserse como escarapela en las prendas de cabeza, capotes y uniformes de sus componentes, para así diferenciarlos del resto de la tropa, pues entre la amalgama de soldados era casi imposible distinguir a un Guardia Civil de un Infante, dado lo inclemente del clima que obligaba a los contendientes a ponerse encima multitud de prendas de abrigo. Aquellas escarapelas no se encontraban reguladas por ningún reglamento, pero se permitió su uso por los mandos, los cuales conocedores de su significado, permitieron e incluso incentivaron su uso, llegando también a tener su propio banderín, en el cual aparecen las letras GC con la calavera, pero esta vez con dos tibias cruzadas debajo.
Pronto en el frente comenzó a llamárselos "los de La Calavera", acentuando así aún más su temeraria leyenda.
Por tanto en el poco tiempo en el que operaron, se granjearon una fama bien ganada en el campo de batalla; en el Frente de Teruel, donde durante la reconquista de esta ciudad lucharon casa por casa y calle por calle bajo las más inclementes condiciones metereológicas, siendo recibidos en algún caso al grito de "...son los de la Calavera...". La defensa heroica del Cabezo, donde resistieron varias oleadas de asalto, dejando varios muertos y multitud de heridos. 
Para terminar, no podía pasar por alto una circunstancia cuanto menos llamativa, y es que esta Compañía expedicionaria también tuvo su propia mascota. Un perro, el cual apareció un día buscando comida en las dependencias donde dormían los Guardias Civiles en Teruel. Lo llamaron "Tobi", y desde entonces no se separó de esa unidad acompañándoles en el frente, donde se adelantaba escudriñando en cuevas, parapetos y parideras, alertando con sus ladridos de la presencia de personas; si no encontraba a nadie, volvía moviendo alegremente el rabo. También  murió en el campo de batalla, concretamente en la defensa de Bueñas, donde una granada acabó con su vida. Otra más entre las muchas que la Calavera sufrió, 65 muertos y más de 100 heridos.

La Orden del Tercio de la Guardia Civil de Zaragoza, del día 7 de agosto de 1937, reproducía la siguiente felicitación del Coronel Jefe de la Circunscripción de Molina de Aragón:
"Tengo la satisfacción de comunicar a V.S. que en las operaciones efectuadas por la columna de mi mando en la Sierra de Albarracín, ocupando cinco pueblos y conquistando con fuerzas inferiores en número, en brioso ataque a la bayoneta el cerro de Santa Ana, la altura más importante de dicha sierra, base de las operaciones efectuadas en ese día, cogiendo al enemigo prisioneros, 5 ametralladoras, más de 300 bombas de mano,57 fusiles, 30.000 cartuchos y cuantioso material de guerra, se ha distinguido notablemente por su valor, arrojo y acometividad, la Compañía Expedicionaria de la Guardia Civil, perteneciente a esa Comandancia; haciéndole resaltar y significándole que su Capitán Don Roger Oliete Navarro, ha sido citado como muy distinguido en los partes de dichas operaciones, y como distinguidos los Tenientes Don Joaquín Pérez Fuster y Don Magín Lázaro Aguirre y buen número de Clases y Guardias.- Al tener la satisfacción de comunicarle la actuación de dicha Compañía, uno mi felicitación a V. S. por tener entre su mando fuerza tan heroica, gloria de 1a Guardia Civil".
Como dije al principio, lo que les acabo de contar podría tratarse de un guión cinematográfico que no desecharía ni el mismo Tarantino,   pero jamás se podría denominar a este grupo de hombres valientes como ..."Malditos Bastardos".


"TOBI" con dos miembros de LA CALAVERA.



... Buen día y mala noche ¡pardiéz!. Esos malditos herejes no parecen dormir nunca. A tres de ellos tuve que quitármelos de la espalda a golpe de misericordia, que por poco dejo la vida en ello. 
Alguien dio la alerta, así en poco tiempo nos vimos como puta por rastrojo. Huían ellos y nosotros, más ellos que nosotros, corría yo mientras escuchaba silbar el plomo a mi lado que tal parecía liebre y no infante. Pues primero anduve encamado y luego a salto de mata. 
Comienzo de Zorro, termino de Orejona.


Por Jorge Hervás Gómez-Calcerrada.

   

 * Basado en el artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en la Sección "Historia" de la Revista profesional "GUARDIA CIVIL" correspondiente al mes de mayo de 2001. 




sábado, 4 de mayo de 2013

UNA PICA EN... ¿CORNUALLES?


No mucho tiempo ha pasado desde mi primera encamisada, de la cual hoy todavía curo mis heridas. Convaleciente aún, pero con las ganas que la inexperiencia procura, aguardo la próxima con la misma inquietud, pero con la serenidad que la experiencia proporciona, pues habiendo sentido el frío del acero en mi piel, resulta menos pesaroso encaminarse a su encuentro.
Cada día que pasa, se abren más y más frentes en la campaña en la que me hallo, siendo difícil distinguir cual será la más honrosa, o cual me procurará más lauros. Entonces como buen Rodelero, sigo las ordenes que mi ímpetu me dicta, dejando atrás las aspiraciones que un día me hicieron enrolarme al sonido de la caja.

Mi destino hoy se encamina hacia un gran hecho poco conocido, - la historia se encuentra llena de ellos -, pero a causa de la memoria intencionada de los países, o mejor dicho de sus gobernantes, quedan difusos u ocultos entre otros muchos de una inusitada importancia, haciendo de ellos una verdad imperecedera.

Creo que es hora de comenzar, para ello nos subiremos a la línea del tiempo que va desde el 1585 hasta 1604, periodo en que el Imperio Español se encontraba en constante guerra con Inglaterra, el Imperio Otomano, Francia,  las provincias rebeldes de Flandes, y como no, la incesante salvaguarda de sus provincias de ultramar.

Ya situados en ese lugar, todo comienza a oler a madera, acero y cuero, por cuanto como digo, era una época de guerra, sitios, batallas y tomas. Batallas que se libraban en tierra firme, pero que también se libraban  en el mar y en mayor medida - creo yo- se libraron en escritos, textos, libros y soflamas inteligentemente dirigidas a confundir y cambiar la realidad de los hechos, consiguiéndolo en ocasiones. 

La más conocida fue la mal llamada DERROTA DE LA ARMADA INVENCIBLE en 1588, calificada así por los ingleses para aumentar más conscientemente las proporciones de la derrota infligida a las naves hispánicas, ya que la armada fue inicialmente bautizada por su patrocinador Felipe II como la  GRANDE Y FELICÍSIMA ARMADA. Debió ser que la Grande, se les quedó Pequeña...en fin, esa es otra guerra.


Pero no, no voy a hablar de la Felicísima Armada como a mí y a Felipe II nos gusta llamarla...sino como dije antes, de un hecho menos conocido.

Diferentes historiadores británicos, han afirmado - no sin cierto alarde - que desde la invasión Normanda en 1066, ninguna otra tropa o fuerza extranjera había podido desembarcar en sus islas. Bien, sabemos que esto nunca lo consiguieron otros países o coaliciones, con una excepción, ESPAÑA.

Año 1595.

Sí, así es, Inglaterra fue invadida. Sus costas fueron tomadas por un puñado de soldados españoles, robados sus cañones, saqueadas y  quemadas varias ciudades. Pero todo esto ocurrió como les cuento a continuación.
Tras la llegada al trono de Francia del protestante Enrique III de Navarra, ni el Papa ni el Rey de España le reconocieron como Rey de Francia, por lo que Felipe II mandó tropas al país Galo. Inglaterra como enemigo natural de España y protestante, apoyó al monarca sobrevenido mandando también tropas. Fue entonces donde comienza la historia que les voy a contar...
Una vez más los intereses de estas dos naciones se enfrentaban, y como reacción, nuestro rey ordenó a Juan de Águila, organizar una operación de castigo contra Inglaterra.
Juan de Águila no era cualquier persona, o pudiera decirse que en el contexto de esa época sí lo era, puesto que hablamos de un tiempo de hombres de fortuna, honor y valentía, y cierto es que en España también eso abundaba y mucho. Para describirlo, solo citaré las palabras con las que fue presentado a Felipe II " Señor, conozca Vuestra Majestad a un hombre que nació sin miedo". Dicho y retratado queda.
El "hombre sin miedo", encomendó organizar la expedición a Amésquita, el cual reunió tres Compañías de Arcabuceros - que no serían mas de unos 400 hombres- y con cuatro Galeras (Patrona, Peregrina, Capitana y Bazana), el 26 de Julio partieron desde Blavet rumbo a Inglaterra, nada más y nada menos. Podemos imaginar a ese puñado de hombres navegando rumbo a Inglaterra, con la orden expresa de tomar sus playas, campos, ciudades y bosques, ah, y enfrentados a los elementos que siempre les fueron hostiles.
Antes de llegar a su destino, fondearon en Penmarch con la finalidad de aprovisionarse. Ya quedaba poco, así el  2 de Agosto, sin hacer ruido desembarcaron en la Bahía de Mounts (Cornualles) al sur de Inglaterra.  Todo esto ocurría ante la mirada atónita y aterrada de las Milicias inglesas, las cuales mayores en número, al ver fondear a los soldados españoles presas del pánico huyeron abandonando sus armas. Y es que no les faltaba razón, en esos tiempos la infantería española era la más temida, siendo muy recurrida ésta frase entre sus enemigos..."A los españoles por mar los quiero ver, porque si los vemos por tierra, San Jorge nos proteja".
De esta manera todo quedaba propicio para los hombres de Amésquita, los cuales en tan solo dos días que anduvieron por esas inhóspitas tierras, habían tomado y quemado las localidades de Mousehole, Paul, Newlyn y Penzance. Continuando su exitosa marcha, desmontando los cañones de varios Fuertes Ingleses, los cuales fueron convenientemente transportaron hasta sus Galeras. Mientras, se producían escaramuzas con grupos de ingleses que no fructificaban, gracias a la fuerte combatibilidad de los soldados españoles, veteranos en tantas y tantas batallas.
Ya ven mis asombrados lectores lo que sucedió en esas dos jornadas en tierra "hereje", la tierra que años anteriores no pudo abordar la mayor armada jamás vista, ahora con solo un puñado de hombres y cuatro Galeras quedaba ultrajada. Al final de la jornada, en todo un alarde de simbolismo, se celebró una misa católica, no sin antes jurar regresar a ese mismo lugar cuando Inglaterra fuera tomada, y construir una Iglesia.

Alcanzados los objetivos encomendados, embarcaron de nuevo rumbo a España, y una vez en alta mar se deshicieron de los  prisioneros lanzándolos por la borda. Una embarcación Inglesa les esperaba, con la intención de truncar su huida, y tras un combate breve, ésta fue deshecha por la artillería española. También el grupo de galeras, en su regreso tuvo que esquivar una flota de guerra comandada por Francis Drake y John Hawkins y enfrentarse a una flota Anglo-holandesa compuesta nada menos que por 46 barcos.
Como ven toda una proeza que únicamente se saldó con 20 bajas, todas ellas ocasionadas en el enfrentamiento con la flota anglo-holandesa, que unida a otras victorias dio la hegemonía a España tras el Tratado de Londres de 1604.

Acabada mi segunda encamisada, me retiro aún portando mis armas y la vida, que no es poco ¡pardiez!.


Por Jorge Hervás Gómez-Calcerrada.
  
LA ENCAMISADA..."PASANDO REVISTA A LA HISTORIA".