LA ENCAMISADA

http://laencamisadadejordi.blogspot.com.es/ LA ENCAMISADA..."PASA REVISTA A LA HISTORIA".

martes, 20 de enero de 2015

BLAS DE LEZO, EL HÉROE OLVIDADO.

"CUANDO EL ESPAÑOL CANTA..." UN TERCIO DE RELATOS (XIV).

El cubo de gélida agua que antes entibiaba los hierros bisoños del herrero ahora por acción de las manos de Acuña refrescan la desmemoria de su amo, lo agarra por la testuz y la introduce una y otra vez en el balde mientras le pregunta por la ignorancia de las intrigas que casi nos matan. Una y otra, que casi siete lo sumerge y ahoga, deja empapado al herrador que abre la boca cual trucha desaguada, ¡Escupe! maldito hereje los nombres de los conspirados, o prometo ¡Vive Dios! que lo último que verás será el suelo de este cubo... dijo el vascongado mientras le giraba la mollera hacia su enorme boca.
Aquel hombre no sabía nada, es más, el humilde también había padecido la jactanciosa presencia de aquellos Lansquenetes a los cuales había amamantado a punta de sus enormes armas, ¡pobre herrador! víctima de los amagos de los unos y de los otros yacía sentado bajo la fragua empapado, colorado aún más que las brasas de su fogón.


Pasamos la noche en el almiar y a la mañana marchamos hacia Arville, el Veleta se había trocado de Certera Señal en pieza a la que dar caza si era posible, la conversación durante el camino así lo afirmaba, era ajusticiado por el verbo de mis hermanos en desiguales formas, al Aznalfaracho parco en palabras le bastaba un mandoble diestro tras el cual con la siniestra decía dibujarle una enorme sonrisa de sangre en el cuello. El Calatravo, sus mercedes podrán adivinar la manera en que suprimiría al traidor, mecha y pólvora serían sus pertrechos, carne quemada pedía el paisano y todos asentían. Cano lo despachaba de arcabuz tras correrlo como liebre desprovisto de vestiduras y lo describía graciosamente recreando el lance de esta manera correría el fugitivo con el badajo cimbreante y con las manos tapando proa y popa, mientras yo, con  la serpentina presta le acertaría de manera que el desleal quedara volteado con los atributos despejados listos al expolio de los cuervos.
La  prédica entretenía a todos y relajaba las tensas caras intuyendo la llegada a Arville donde aguardaban las tabernas, las damas y las viandas, también el Vivandero al que debíamos dar protección, pero esa era la encomienda que menos preocupaba a los soldados sedientos de vino, mujeres y puchero, pues tiempo hay para todo. Así cabalgábamos dirigidos por los derroteros que ya pasaban de Trocha y Vereda a Cañada, seguíamos su solar sin necesidad de lazarillo siempre con Estrada casi descabalgado y yo casi a punto de hacerlo por los dolores de mi mano malsana en el pajar, casi no puedo asir las riendas y temo que la espada quede rebajada de mi hábil manejo pues al prenderla mis dedos huyen de la Contrataza y chocan lacerantes contra los Gavilanes, ¡Pardiez!, recelo en tomar el arma y eso produce en mi persona desasosiego, como el Calatravo la tapo con un lienzo blanco que al poco queda encarnado de linfa. Cano de vez en cuando se interesa por la herida, me conoce y por eso demanda respuesta a sus pensamientos, tras la pregunta ambos quedamos engañados por mi respuesta No es más que un rasguño, otro más que desvirtúa y cercena las líneas de la mano pero sin cortar de ésta el surco de la vida.
Comienza entonces a llover y aligeramos el trote para no mojarnos, encorvadas las chepas, calados los yelmos del cielo roto, las capas arrebujadas, se escucha a Cano silbar su tonada, siempre es la misma, ¡que mal canta el infortunado!. 

“Primero es abrazalla y retozalla,
y con besos un rato entretenella.
Primero es provocalla y encendella,
después luchar con ella y derriballa.


Primero es porfiar y arregazalla,
poniendo piernas entre piernas della.
Primero es acabar esto con ella,
después viene el deleite de gozalla. 

No hacer, como acostumbran los casados,
más de llegar y hallarla aparejada,
de puro dulce, creo, da dentera.

Han de ser los contentos deseados;
si no, no dan placer ni valen nada;
que no hay quien lo barato comprar quiera.

(Copla anónima del Siglo XVI) 


Canta Cano y llueve plano, cuanto más canta Cano más llueve sobre los soldados empapados, calados, infantes cabalgados, ¡ALEGRES MOJADOS!. Canta el español y cuando el español canta...



BLAS DE LEZO Y LA BATALLA DE CARTAGENA DE INDIAS.

Por fin uso la bala que tanto tiempo embutía mi recámara. Uno de los personajes que me animaron a realizar el presente blog fue sin duda El Almirante D. Blas de Lezo y Olavarrieta, mi admirado Almirante. Esta figura fue desde el principio el candidato número uno de mis Encamisadas, pero lo guardaba en mi mente como un tesoro que debía conservar y quizás por miedo no me atrevía a acometer en mis primeras incursiones. La grandeza del personaje me exigía experiencia y temeroso pensaba que su pronta inclusión me llevaría a una orfandad irremediable, pero era tanto el disfrute de sus historias que me veía en la obligación de contarlas y más si cabe por lo desconocido del personaje y lo injusto de su destino.
El famoso Cainismo Español una vez más arremetía contra uno de sus mejores hijos llevándolo hasta el más absoluto ostracismo del que gratamente comienza a salir en la actualidad gracias al convencimiento y tesón de unos pocos.
La vida de este gran hombre es una lección de valores impagable para una sociedad como la actual, toda una Master class (como dirían ahora) que por desgracia no se enseña en los colegios, un héroe cojo, tuerto y manco ejemplo de superación personal que escribiría renglones de oro en la historia de España.

Esta es la historia de Medio-hombre...



EL ALMIRANTE “PATAPALO” O “MEDIOHOMBRE”.

Vasco de nacimiento corazón y virtudes se crió junto al mar, junto a la mar que pronto sería testigo de sus hazañas, en la localidad de Pasajes crecería frente a los rizos de las olas que su familia habían peinado desde hacía mucho tiempo, no en vano era hijo de marinos, algunos de ellos de ilustre fama, por eso su destino quedaría atado siempre a esos paisajes marítimos que le llevarían a convertirse con el tiempo en un verdadero animal pelágico.
Pronto, muy pronto abandonaría su pueblo natal para ir a estudiar a Francia donde tras el inicio de la guerra de sucesión y con tan sólo 17 años se enrolaría en la armada Francesa a las órdenes del Conde de Toulouse. El joven Guardiamarina prestaría sus primeros servicios en la escuadra francesa que por aquel entonces era aliada de la española, el Rey Carlos II había muerto sin descendencia y las dinastías de los Borbones y los Austrias pugnaban por el apetitoso trono español.
En 1704 ya embarcado a bordo de la flota franco-española comenzaría su bautizo de fuego, sería durante la batalla de Vélez-Málaga donde se enfrentaría a otra escuadra anglo-holandesa comandada por el Almirante Rooke. Durante la feroz batalla el jovencísimo marino fue envestido por una bala de cañón que le destrozó una de sus piernas quedando gravemente herido, pero Lezo al contrario de lo que se podría pensar no abandonó su puesto y siguió combatiendo. Aquel impúber había asombrado a todos por su valentía y lo volvería a hacer cuando por la gravedad de sus heridas le fue amputada sin anestesia la pierna por debajo de la rodilla, se dice que el muchacho no profirió ningún lamento durante la precaria operación. 
El arrojo mostrado por Lezo llegaría a los oídos de los oficiales que no dudarían en ascenderlo a Alférez de Navío. Tan sólo tenía 17 años, mucho valor y una sola pierna. Pero ésta no sería la única parte de su cuerpo que sería sacrificada en pos de su rey, dos años más tarde también en el trascurso de la misma guerra perdería un ojo. Mientras prestaba servicio en el Sitio de Tolón otra bala de cañón impactaba contra los fornidos muros del fuerte de Santa Catalina haciendo que el globo ocular de su ojo izquierdo estallara a causa de la metralla provocándole la pérdida total de la visión. El destino se cebaba nuevamente con el marino mermando sus facultades físicas pero no lo hacía en absoluto con su moral, pues a pesar de sus dificultades físicas pidió seguir prestando servicio activo.
La Guerra de sucesión había finalizado con la firma de la paz con Gran Bretaña pero en 1714 aún los partidarios de los Austrias resistían en armas en Cataluña, allí nuevamente se encontraba Blas de Lezo participando en el asedio a Barcelona, tras varios combates fue herido por un disparo de mosquete en el antebrazo derecho después de acercarse demasiado a las defensas enemigas, esta vez la descarga le había roto multitud de tendones y su brazo quedó inmóvil de por vida. Pero Lezo continuó sus servicios a la corona y en los años siguientes al mando de una Fragata apresaría a más de 25 navíos británicos entre los que se encontraba el Stanhope, unos de los más importantes por su poder destructivo. Tenía tan sólo 25 años cuando repuesto ya de sus heridas y al mando de la Nuestra Señora de Begoña reconquistaría Mallorca en 1715 integrando una gran flota que no tuvo la necesidad de entrar siquiera en batalla.



Mermaba su físico a la vez que crecía su leyenda, sus historias corrían como la pólvora y su estampa impactaba a todos los que le conocían y aún más a los que no, el valeroso tullido se había convertido en la úlcera de los ingleses y en el ariete de los españoles, unos y otros comenzarían entonces a llamarle “El Almirante Patapalo” o “Mediohombre”.
A pesar de sus limitaciones continuó con su servicio a España, finalizada la Guerra de sucesión sería destinado a los mares del sur donde las acciones de los piratas y corsarios castigaban continuamente los intereses españoles alentados por la intrigante y emergente corona británica que ansiaba hacerse con el control de las rutas comerciales y plazas españolas. En 1720 con la intención de limpiar las costas del Perú de corsarios se arma una escuadra hispano-francesa al mando Bartolomé de Urdizu en la cual se integra Blas de Lezo a bordo del galeón “Lanfranco”, la escuadra estaría formada por cuatro buques de guerra y una fragata, los franceses aportarían dos buques de línea. Las primeras incursiones resultarían muy fructíferas y estarían dirigidas a varias embarcaciones, el “Success” y el “Speed Well” haciendo que el corsario inglés John Clipperton huyera hacia Asia. Por estas y otras hazañas el Rey ascendió a “Mediohombre” en 1734 a Teniente General. 
Pero el destino haría que de nuevo el ya Teniente General volviera a Europa, el Mediterráneo no era un lugar seguro y a su llegada fue ascendido a jefe de la escuadra naval del Mediterráneo participando heroicamente en la expedición española a Orán donde rindió la ciudad que posteriormente fue sitiada por Bay Asan. Lezo regresó nuevamente y rompió el sitio con seis navíos y 5000 hombres iniciando la persecución del pirata Argelino hasta la bahía de Mostagán donde se había refugiado. Despreciando el peligro que suponían el fuego desde los baluartes y los 4000 hombres que lo defendían se internó en el interior incendiando la nave capitana y causando graves destrozos en sus castillos y defensas. Su presencia en el mediterráneo consolidaba la inseguridad de los piratas argelinos.
La fama de Lezo hacía temblar a los piratas que desde la cubierta de sus navíos como si de una pesadilla se tratase intuían su turbadora figura, su presencia resultaba un martillo constante a sus ansias de conquista y su fama haría que el Rey lo destinara en 1737 como Comandante General de Cartagena de Indias, la Perla del Pacífico y la llave del Imperio.



BLAS DE LEZO, LA OREJA DE JENKINS, VERNON Y EL SITIO DE CARTAGENA DE INDIAS.

En el siglo XVIII el comercio con las Américas era frenético, su control suponía en la práctica el dominio del mundo y el centro de ese comercio donde se concentraban las riquezas de las colonias españolas se encontraba en la Ciudad de Cartagena de Indias, una ciudad bellísima y fuertemente fortificada que se mostraba muy apetecible a los intereses de los enemigos de España, quien controlara esa ciudad con toda seguridad controlaría el continente. Ni que decir tiene que para los ingleses esa ciudad resultaba un objetivo imprescindible para hacerse con el control de las colonias del sur y se erigía en uno de sus mayores anhelos, sólo necesitaba un pretexto para poder intentar hacerse con ella. En 1731 se produjo un hecho que sería posteriormente utilizado por los ingleses para declarar la guerra a España, éste hecho sería el apresamiento de un buque comandado por el pirata Robert Jenkins por parte de un guardacostas español junto a las costas de Florida. El Capitán del guardacostas español Juan León Fandiño después de decomisarle todo el cargamento le amputó una oreja, y con ella en la mano le dijo mientras le dejaba marchar: 

“Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”.

El acontecimiento sería utilizado en 1738 para declarar la guerra a España, se organizó toda una estudiada campaña de desprestigio orquestada por la oposición al primer ministro Walpole que derivaba de la comparecencia de Jenkins ante la cámara de los comunes donde con la oreja en la mano denunció el caso, su relato sería tomado por la opinión pública como una verdadera afrenta Nacional.


Es entonces cuando Inglaterra se dispone a preparar la mayor flota que jamás se había visto hasta el desembarco de Normandía en la II Guerra Mundial, un total de 195 navíos armados por 3000 cañones, 25.000 hombres apoyados por 4.000 milicianos de los Estados Unidos y 2.000 Macheteros Jamaicanos. Inglaterra mandaba a lo mejor de su flota y lo mejor de sus hombres con la determinación de hacerse con la llave del Impero Español, Cartagena de Indias. El encargado de mandar la flota sería el Almirante Edward Vernon, un viejo conocido de Blas de Lezo con el que ya antes había mantenido alguna que otra escaramuza dialéctica, como ocurrió en 1.739 cuando el primero tomó la desprotegida plaza de Portobelo.Tras recibir una misiva de Vernon en la que le informaba ufano del trato dado a los prisioneros, Lezo le contestó de esta manera: 

“Puedo asegurarle a Vuestra Excelencia, que si yo me hubiera hallado en Portobelo, se lo habría impedido, y si las cosas hubieran ido a mi satisfacción, habría ido también a buscarlo a cualquier otra parte, persuadiéndome de que el ánimo que faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener vuestra cobardía”.


La ciudad de Cartagena de Indias a pesar de contar con unas buenas defensas en lo que se refiere a castillos y fortines era defendida con apenas unos 3000 hombres del ejército regular español a los que apoyaban unos 600 arqueros indios. En cuanto a la artillería, Lezo contaba con  unas 1.000 piezas a las que sumó los cañones desmontados de alguno de los 6 navíos con los que contaba únicamente para su defensa. A su favor jugaba la orografía del terreno y el enorme talento que atesoraba el cual en la práctica resultaría fundamental en el desenlace de los acontecimientos.
La bahía de Cartagena contaba con dos únicos accesos denominados “Bocachica” y “Bocagrande” en referencia clara a sus dimensiones, ambos eran defendidos por dos y cuatro fuertes respectivamente, "Mediohombre" ordenó que se situaran varios buques en los accesos de manera que impidieran el paso a las naves enemigas, ordenando también que en el caso de gran hostigamiento fueran hundidas para no ser apresadas y así sus restos impedirían el paso de los navíos ingleses a la bahía.
El 13 de Marzo de 1741 desde las defensas españolas pudo verse la silueta de lo que sería la mayor flota hasta entonces conocida, comenzaba la Batalla por hacerse con el Imperio Español. Las defensas del Vasco se encontraban preparadas en los diferentes fortines y castillos así como en los pocos barcos con los que contaba, entonces la armada inglesa ante la imposibilidad de entrar en la bahía comenzó a disparar sus 3.000 cañones contra los baluartes españoles, el ataque de la artillería era despiadado de manera que los cañoneros ingleses estuvieron castigando la fortaleza de San Luis de Bocachica durante dieciséis días seguidos, mañana, tarde y noche. Se decía que el promedio de disparos hacia las posiciones de los españoles era de 62 proyectiles por cada hora. Como vemos el inicio del sitio de Cartagena resultaba brutal, el acoso inglés permitió que algunos de sus soldados tomaran tierra haciendo que los españoles tuvieran serias dificultades para aguantar sus posiciones hasta verse obligados abandonar el fuerte de San José y el de Santa Cruz en los días posteriores. Ante la más que notable inferioridad española, Lezo utilizaría varias tretas contra sus poderosos enemigos, ordenaría que se unieran bolas de proyectil con cadenas de manera que al ser lanzadas causaran graves daños en los mástiles de los navíos que quedaban desarbolados y con grandes dificultades para maniobrar, el genio del marino vasco compensaba las más que notables carencias defensivas. Así tras el terrible asalto decidió hundir los pocos navíos con los que contaba en un intento de frenar el acceso hasta la bahía, de esta manera ordenó incendiar los navíos situados en la entrada de “Bocachica” cuyos restos frenaron considerablemente el avance inglés. No lo harían las naves incendiadas en la entrada de “Bocagrande”, dos barcos “El Dragón” y “El Conquistador” no arderían a tiempo y el casco de uno de ellos sería remolcado propiciando la entrada de las tropas inglesas. Se habían perdido las posiciones más avanzadas pero resistían aún los fuertes de Manzanillo y San Sebastián que servían como vanguardia del verdadero último baluarte, el Castillo de San Felipe desde donde el Almirante Blas de Lezo dirigía la defensa.


El Almirante Vernon entonces entra en la bahía a bordo de su nave Almirante con las banderas desplegadas, el marino inglés se sentía vencedor o al menos eso creía después de tomar las primeras posiciones defensivas, su ánimo se encontraba exultante, la “Perla del Caribe" se encontraba casi en sus manos y propicia para serle entregada a su Rey, así decidió enviar a Inglaterra una corbeta con un mensaje que anunciaba su gran victoria sobre los españoles. La noticia nada más llegar a su destino creó tal clima de júbilo entre la población que se organizaron grandes festejos ordenándose por las autoridades acuñar unas monedas conmemorativas que recordaran la gran victoria, en ellas se podía ver la siguiente leyenda: “El orgullo Español humillado por Vernon”, además de un grabado central donde se podía ver la figura arrodillada del Almirante Blas de Lezo frente al Inglés.
La ciudad se encontraba prácticamente en manos de Vernon, pero aún quedaba la última y más complicada resistencia, el Castillo de San Felipe, un verdadero fortín que a buen seguro daría muchas dificultades a pesar de los pocos defensores que lo ocupaban, apenas unos seiscientos soldados españoles esperaban el masivo ataque inglés, soldados que compensaban su mermado número con el ánimo y la determinación que su comandante les infundía, las ordenes eran resistir a toda costa y defender la ciudad hasta morir todos si era necesario.
El mando inglés consciente de las dificultades que suponía un ataque frontal a la fortaleza consideró que debería hacerse a las espaldas del enemigo para lo cual las numerosísimas tropas de Vernon se vieron obligadas a atravesar gran parte de la selva. Muchos de los soldados enfermaron y murieron, pero el ataque se llevaría acabo. Así comenzaría el asedio dirigido a uno de los accesos del castillo donde los españoles se defendían con uñas y dientes, los sitiados aguantaban los incesantes bombardeos y disparaban fuertes descargas de fusil que diezmaron a las nutridas tropas asaltantes, en este primer intento morirían a manos de los soldados de Lezo más 1.500 soldados ingleses. Después de esto Vernon ya no estaba tan seguro de su victoria y comenzó a obsesionarse con Blas de Lezo, no en vano ya se había encargado de vender un éxito que parecía por momentos alejarse de sus manos, debía hacerse con la ciudad sin más demora, todo le era propicio y aquellos diezmados soldados españoles no deberían alejarle de su conquista. Decidió entonces realizar un gran asalto al Castillo de San Felipe, el 19 de Abril comenzaría la gran batalla por la toma de Cartagena de Indias. Se organizaron tres grandes grupos entre las tropas inglesas, en la vanguardia irían los temidos Macheteros Jamaicanos, las órdenes eran tomar los muros utilizando grandes escalas para salvarlos y ahí es donde nuevamente el ingenio del Almirante Blas de Lezo sería concluyente, pues días antes y para evitar el asalto había ordenado cavar un foso bajo los muros y así aumentar su altura. Los soldados ingleses al llegar bajo las paredes veían como sus escalas se quedaban pequeñas y nada podían hacer mientras eran masacrados por el fuego de los españoles. También el ingenioso defensor ordenaría que se cavara una trinchera en zig-zag lo que dificultaba que la artillería y los cañones se acercaran demasiado y los daños fueran menores. 
El golpe psicológico dado por Lezo a la moral de los soldados ingleses fue brutal, de tal manera que al día siguiente en una decisión casi suicida los exiguos soldados españoles salieron de San Felipe con los mosquetes calados de bayoneta, al frente el Almirante Lezo corría con su arma en la única mano útil que tenía. Tras una cruenta batalla cuerpo a cuerpo los pocos soldados ingleses que quedaron con vida huyeron pavorosos para refugiándose en sus barcos. Como ven, apenas seiscientos soldados comandados por un marino manco, tuerto y cojo habían pasado a cuchillo y plomo el orgullo de Vernon, y cómo no, el de toda Inglaterra.
Los bombardeos continuarían al menos durante un mes más, pero sólo sería la traca final que despediría a Sir Edward Vernon, dicen que cuando se marchaba de la bahía y desde la cubierta de su barco gritó “God damn you, Lezo”, (“Que Dios te maldiga, Lezo”), en su marcha se vió obligado a hundir varios navíos por la imposibilidad de gobernarlos dado que no tenía suficiente tripulación para manejarlos y no quería que éstos pasaran a manos de los españoles, se despediría con una carta dirigida a Blas de Lezo en la cual decía:



 «Hemos decidido retirarnos para volver pronto a esta plaza después de reforzarnos en Jamaica». 

Lezo le contestó: 


«Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir».
Tal fue la importancia de la derrota en Cartagena de Indias que el Rey Jorge II prohibió que se escribiera sobre ella bajo pena. Vernon sería destituido de sus cargos y expulsado de la marina, pero a su muerte fue enterrado en un panteón de la Abadía de Westminster con todos los honores junto con otros héroes. Por el contrario Blas de Lezo moriría cinco meses más tarde a causa de las heridas y enfermo, nadie a día de hoy sabe donde fue enterrado.
Un héroe injustamente olvidado ejemplo de superación, valentía y tesón, una gesta cuya importancia propició que hoy todavía se hable español en la mayoría del continente Americano. En los colegios Británicos a los chavales de primaria se  les enseña la historia de Nelson, aquí pocos podrían siquiera decir quién fue el Almirante “Patapalo” o “Medihombre”. Por fin y gracias al tesón de unos pocos entre los cuales yo me encuentro se inauguró el pasado 15 de Noviembre de 2.014 en los Jardines del Descubrimiento de Madrid una estatua a la figura del Insigne marino Vasco y Español D. Blas de Lezo y Olabarrieta, Pasajes (Guipúzcoa) 3 de Febrero de 1.689 - Cartagena de Indias 1.741 - (Madrid 15 de Noviembre de 2.014).

Estandarte de Blas de Lezo.


S.M. el Rey Juan Carlos I en el momento de inaugurar la estatua de Blas de Lezo en Madrid.

















..."CUANDO EL ESPAÑOL CANTA..." UN TERCIO DE RELATOS (XIV).

Aparece Arville entre las copas arbóreas y la incesante lluvia, casas de piedra de musgo vestidas, de madera y chimeneas, el humo de las piras y la bruma que nace de la lluvia lo oculta y lo trae. De la alegre tonada ya solo queda la melodía que se escapa de los labios y los garañones barruntan la presencia próxima de vida, y donde mora la vida espera la muerte.
Tiempo hace que no tocamos urbanidad y el comportamiento mal educado por la costumbre de no hacerlo me preocupa, las penurias de la milicia amamantan al balandrón y ahuyentan al hidalgo caballero que distingue al genio español por eso a Dios pido que nuestra sucinta estancia en esta villa obre en pos del caballero y en contra del opositor, pues más placentera será la estancia si en compañía del primero nos encontramos que al segundo seguro ya lo hallaremos. No dudo de la prestancia de mis hermanos pero las ansias que muestran sus caras me hacen prevenir de sus comportamientos y en esta villa nuestro paso tiene que ser inicio de Encamisada y no final del que ya saben que siempre corremos del ímpetu furioso y el tremendo ruido, así se lo hago saber bajo una arboleda próxima. Todos quietos, hasta los caballos comprenden mi contraria arenga,  y para que la entiendan les canto la estrofa de la coplilla que tanto gusta a Cano: 

“Primero es abrazalla y retozalla,
y con besos un rato entretenella.
Primero es provocalla y encendella,
después luchar con ella y derriballa.

Cuando el español canta...


Texto e ilustraciones realizadas por Jorge J. Hervás Gómez-Calcerrada.





15 comentarios:

  1. La historia completa de Blas de Lezo en Cartagena de Indias, en www.labatalladecartagenadeindias.com

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  2. Mucha fantasía patriotera y poca historia.

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  3. Gracias Miguel de Avendaño por tu comentario, pero he decirte que todo lo que se relata en la entrada de este Blog es verídico e históricamente constatable. Entiendo que la procelosa vida del héroe Blas de Lezo te resulte fantástica porque así lo fue. La historia de este "Gran hombre" puede resultar a los ojos bisoños difícimente digerible, es obvio, pero no por esto deja de ser cierto y necesariamente laudable. Las gestas realizadas por compatriotas jamàs resultaron "Patrioteras" más bien fueron "Patrióticas", aludiendo a su significado lo fueron por que sus autores "ensalzaron,alabaron y respetaron a la patria y lo demostraron con su actos". Espero que tu comentario proceda desde el asombro que procura la inexperiencia y no desde la dirigida animadversión hacia el personaje que proviene de la deslealtad.
    Un saludo y nuevamente agradezco tu tiempo.

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  4. Miguel de Avendaño siempre dices lo mismo en todos los foros que comentan algo sobre Blas de Lezo. Me gustaría que alguna vez nos quites la venda de los ojos y nos comentaras la "verdadera historia". y no me vengas con lo de lea e informese

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  5. Qué pedazo de poder ofensivo tenía el "Stanhope" de John Combes: 20 cañones y 40 tripulantes. Una puñetera fragatilla corsaria. Google: "national archives john combes stanhope". Y una supuesta captura del heroico Lezo de la que la mayoría de los investigadores serios tienen dudas más que razonables.

    ¿Que Avendaño dice lo mismo en todos los foros? Lógico, porque tiene razón. La lezomanía no es historia. Es un tebeo. Los primeros que no respetan a Lezo son los lezomaniacos.

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    1. Estoy de acuerdo. Digo lo mismo porque me parece una falta de respeto a la historia hacer afirmaciones patrioteras ridículas. ¿No es mejor sentir orgullo por una realidad que por una caricatura? Vernon fracasó ante Cartagena: fue una victoria española. Pero de ahí a intentar convertirlo en la mayor victoria de todos los tiempos es sencillamente ridículo, penoso y falso.

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  6. "el Rey Jorge II prohibió que se escribiera sobre ella bajo pena. Vernon sería destituido de sus cargos y expulsado de la marina". Nunca se prohibió escribir sobre el tema. Lea no sólo la novela "Roderick Random" sino todas las historias navales y militares publicadas en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX. No fue destituido y expulsado de la marina por su actuación en Cartagena. Fue ascendido a almirante en 1745 y puesto al mando de la flota del Mar del Norte. Su detitución se debió a su actividad política (no era un hombre de trato fácil).

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  7. "Sir Edward Vernon". No: Edward Vernon. Nunca fue armado caballero ("knight").

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  8. "desde la cubierta de su barco gritó “God damn you, Lezo”". Sólo en la mente calenturienta de novelistas. Cite usted una fuente contemporánea. No existe.

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  9. "me hubiera sobrado para contener vuestra cobardía”. No: "su cobardía", es decir, la de los defensores de Portobelo.

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  10. Miguel de Avendaño23 de agosto de 2022, 1:53

    Lea usted los comentarios en https://eltroblogdita.blogspot.com/2016/02/blas-de-lezo.html

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